dilluns, 19 d’abril del 2010

A la caza de enfermedades fantasma

ORIGEN: http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=32974

La Agencia americana de la Alimentación y el Medicamento, la poderosa FDA (por sus siglas en inglés) ha dado luz verde oficial al primer fármaco contra la fibromialgia. Se trata de Lyrica, de la casa Pfizer. Esto ha removido las aguas del debate. «Tenemos medicina, ¿pero tenemos enfermedad?», se preguntaba «The New York Times», haciéndose eco de la tormenta en cuyo centro hay miles de millones de personas que padecen enfermedades fantasma, que no todo el mundo cree que existan.

FUENTE | ABC Periódico Electrónico S.A. 26/01/2008

Decimos que alguien padece fibromialgia cuando sufre rigidez muscular, fatiga y unos enigmáticos dolores en todo el cuerpo, que pueden llegar a ser tan intensos que el paciente no se sienta capaz de abrir una bolsa de papel con los dedos. Hablamos de un trastorno crónico, seriamente incapacitante, para el que los médicos nunca hasta ahora han encontrado explicación ni cura, que afecta a entre el 3% y el 6% de la población mundial, sobre todo a mujeres de entre 20 y 50 años.

En los últimos años han empezado a aparecer casos famosos en todo el mundo. En España está la socialista catalana Manuela de Madre, que habría podido ser la primera mujer candidata a la Presidencia de la Generalitat, de no ser por la fibromialgia. Ésta ha atacado también a Frances Bremer, esposa del antiguo embajador de Estados Unidos en Irak, Paul Bremer.

Como siempre, que personas famosas contraigan una enfermedad ayuda a hacer ésta más conocida y mejor entendida por el gran público. Esto es importante cuando se trata de enfermedades tan elusivas al diagnóstico, que la tentación de negarlas y atribuirlas a «manías» del enfermo es muy fuerte. Es lo que hizo el actor y cienciólogo Tom Cruise, cuando proclamó que la depresión postparto le parecía un estado de abulia y de autoindulgencia que se combate mejor haciendo ejercicio que tomando pastillas. La actriz Brooke Shields, que ha admitido en público que padeció este tipo de depresión tras el nacimiento de su primera hija, contraatacó con tal dureza que Cruise acabó viéndose obligado a rectificar y a pedir perdón.

TRASTORNOS CUESTIONADOS

La depresión encabeza precisamente el «ranking» de las enfermedades más cuestionadas a lo largo de la historia. Lo recuerda en su publicidad de Lyrica la misma casa farmacéutica Pfizer, que ya fue autora del célebre antidepresivo Prozac. A juicio de los directivos de Pfizer, el logro más importante del Prozac no es el alivio concreto que haya prestado a los síntomas depresivos, sino la respetabilidad que ha dado a estos síntomas a los ojos de toda la sociedad. Es cierto que hoy en día ya nadie, o casi nadie, acusa de «quejicas» o de «listos» a aquéllos que se cogen una baja por depresión.

A pesar de todo, hay muchos escépticos ante Lyrica, una droga que pretende actuar en los centros cerebrales de reconocimiento del dolor, lo cual algunos consideran que es proceder bastante por tanteo. Algo por otro lado lógico, si consideramos que de las causas reales de la enfermedad se sigue sabiendo poco o nada.

La industria farmacéutica, que en todas partes es muy poderosa pero que en los Estados Unidos es un verdadero gigante, está permanentemente bajo sospecha de mentir para ganar dinero. De ocultar o minimizar informes sobre la posible baja efectividad de sus productos y sobre sus efectos secundarios -Lyrica, por ejemplo, puede hacer aumentar de peso, además de producir somnolencia y falta de concentración-, y de atiborrar a sabiendas a la población de «drogas inútiles».

INVENTOS FARMACÉUTICOS

En última instancia, se acusa a la industria farmacéutica de «inventar» enfermedad tras enfermedad para extender los tentáculos de su imperio. ¿Pero es tan fácil «inventar» una enfermedad? Sí, si se juega con la hipocondría de la gente y con su avidez de encontrar remedios para todo. A veces el «invento» consistiría en coger un conjunto de síntomas desagradables pero naturales, como por ejemplo la menopausia, darles categoría de enfermedad, y asegurar que hay cura para ello.

Los más desconfiados tienen una larga lista de enfermedades fantasma que incluirían el síndrome de piernas inquietas, el síndrome del intestino irritable y la misma disfunción eréctil -la impotencia de toda la vida- que también tiene por primera vez un remedio triunfal provisto por la casa Pfizer, la célebre Viagra. En este caso es difícil negar la evidencia de muchos felices usuarios, aunque hay expertos que advierten contra el riesgo de forzarle demasiado la mano a la Naturaleza. Todos los excesos, aunque sean con coartada farmacéutica, se acaban pagando, advierten las Casandras de la medicina.

Luego están los que acusan a los puristas de dejar en la estacada a miles de millones de personas que sufren, y que encima no son percibidas correctamente como tales. En el caso de la fibromialgia, hace escasamente quince años que los médicos lidian con el concepto en los Estados Unidos. El diagnóstico sigue siendo difícil, aunque, como sostiene Cheryl Bernstein, profesora de anestesiología en la Universidad de Pittsburgh, el escepticismo decrece cuando ya se han visto suficientes casos. «Es difícil de ignorar cuando ves lo mismo una y otra vez, una y otra vez», concluye.

Hay estimaciones oficiales que hablan de 3,7 millones de afectados en los Estados Unidos, que en su mayoría son afectadas. El carácter eminentemente femenino de la enfermedad ha potenciado su «invisibilidad» y su intratabilidad: una de las características de la fibromialgia es que el dolor se va enseñoreando del cuerpo poco a poco, minando su resistencia y dejando sin efecto todos los calmantes tradicionales.

Lyrica se basa en el principio activo de la pregabalina, un anticonvulsivo usado para combatir el dolor neuropático, la epilepsia y los ataques de ansiedad. Se supone que actúa reequilibrando bioquímicamente el cerebro. Ya en el pasado se ha recurrido a antidepresivos y anticonvulsivos para tratar la fibromialgia.

Nortin Hadler, profesor de medicina en la Universidad de Carolina del Norte, es profundamente escéptico ante la novedad. No discute el mal sino el remedio: «A mí estas drogas nuevas no me impresionan lo más mínimo, me temo que por desgracia tenemos un problema, seguimos sin solución y hay que continuar buscándola».

Autor:   Anna Grau

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