Madrid 18 de octubre de 2010-. Que el 22% de los españoles -más de 10 millones de personas- que sufren dolor crónico en nuestro país tengan la posibilidad de ser atendidos correctamente independientemente de donde residan, es la principal reclamación de la Sociedad Española del Dolor (SED) con motivo del Día Mundial contra el Dolor, que se celebra hoy dedicado, especialmente, al dolor musculoesquelético. Aunque las cifras de prevalencia del dolor en España están dentro de la media mundial, la mayor diferencia de nuestro país respecto a los demás se basa en el escaso reconocimiento social del dolor y su incorrecto abordaje. El ejemplo a seguir para reducir estas diferencias es, a nivel mundial, Estados Unidos y, a nivel europeo, Holanda.
Es necesario un tratamiento del dolor mucho más justo en toda la geografía española, algo que ahora es muy disperso y nada equilibrado. De hecho, sólo el 8% de las personas que sufren dolor crónico en España son atendidas, realmente, por profesionales formados en el tratamiento del dolor.
Según el presidente de la Sociedad Española del Dolor, el Dr. Alberto Camba, “existen grandes diferencias entre comunidades autónomas en el acceso que tienen los pacientes a los profesionales que tratan el dolor”, algo que está directamente relacionado con el número y nivel de acreditación de las Unidades de Dolor en cada autonomía. Las comunidades mejor dotadas para el tratamiento del dolor son Madrid, Valencia, Andalucía y Cataluña, pues cuentan con unidades de dolor multidisciplinares. En el polo opuesto se encuentran autonomías como Galicia, Extremadura, Castilla-La Mancha y Castilla León, que apenas cuentan con Unidades de Dolor y estas están, además, infradotadas.
Hay otras comunidades comprometidas con este problema y que están haciendo una gran labor en atención primaria, como Extremadura. Sin embargo, tal y como indica el Dr. Camba, “esto no es suficiente para tratar los síndromes dolorosos, aunque es lo ideal para establecer un tratamiento farmacológico básico en casos de dolores sencillos. Pero cuando en un porcentaje muy elevado de esos pacientes con síndromes dolorosos no remite el dolor hay que dar un paso más y ofrecer un tratamiento específico proporcionado por profesionales formados en dolor”.
De ahí la necesidad imperante de contar con Unidades de Dolor multidisciplinares en cada Comunidad Autónoma y de que estas cumplan unos estándares mínimos de calidad. “Los pacientes con dolor en España se sienten desatendidos. Los números lo cantan: hay muchos pacientes con dolor crónico y muy pocas unidades de dolor convenientemente dotadas en toda la geografía española y, las que existen, están masificadas”, explica el Dr. González Escalada.
Esta carencia de Unidades de Dolor multidisciplinares de calidad responde, según la Sociedad Española del Dolor, a un problema puramente estructural que tiene su base en la carencia de reconocimiento social del dolor y de formación específica en este campo en España.
La importante labor de los profesionales del dolor, desconocida para muchos médicos
“Según la actual legislación española el dolor no puede ser, nunca, una especialidad médica”, explica el Dr. Camba. Sin embargo, la Sociedad Española del Dolor está trabajando en el reconocimiento del tratamiento del dolor como un Área de Capacitación, con lo que “el dolor ganaría un prestigio social importante, incluso dentro del propio mundo médico”. Y es que, pese a que los datos de dolor en nuestro país son importantes, dentro de la misma profesión médica no está suficientemente reconocida la labor de estos profesionales ni el papel único de las Unidades de Dolor. “Muchos médicos ni siquiera saben que existen Unidades de Dolor dentro de sus áreas sanitarias ni en sus centros de referencia. Eso es lo que tiene que cambiar”.
El reconocimiento del dolor como un Área de Capacitación permitiría en un futuro que hubiera una formación específica, una de las deudas históricas en este campo. “El 80% de los profesionales que nos dedicamos en la actualidad al tratamiento del dolor somos anestesiólogos, pero nuestra formación específica la hemos logrado en otros países en los que el dolor está reconocido como especialidad y, sobre todo, gracias a muchas horas de dedicación exclusiva al paciente con dolor”.
Algo en lo que todos los profesionales dedicados al dolor coinciden es en que su tratamiento no debe estar imbricado en los servicios de anestesiología, sino que tiene que ser independiente. Cuando hay un síndrome doloroso, este tiene que estar tratado por un profesional interesado y formado en dolor y en las técnicas específicas para su tratamiento. Y es que “ninguna especialidad está preparada para tratar el dolor si no tiene formación específica en su tratamiento”, sentencia el Dr. Camba.
Además de exigir el reconocimiento del tratamiento del dolor, la Sociedad Española del Dolor está trabajando, junto con el Ministerio de Sanidad y Política Social, en la elaboración de un documento que establezca los estándares de calidad mínimos que tiene que cumplir una Unidad del Dolor. Según el Dr. González Escalada, “la idea es que este documento esté listo a primeros de año. Será un hito porque, a partir de su publicación, la propia sociedad podrá exigir a las Comunidades Autónomas que haya estas unidades en cada comunidad y permitirá, además, dimensionar las verdaderas necesidades en el campo del dolor (nº unidades por millón de habitantes, tipo de unidades de dolor, formación de los profesionales, procesos para filtrar a los pacientes para que no se masifiquen, etc.)”.
Costes económicos, sociales y psicológicos del dolor
En España no hay consciencia real del alto coste que el dolor crónico tiene para la sociedad, ya sea en términos económicos, como sociales y psicológicos. “El dolor es una de las grandes lacras administrativas en cuanto a repercusión en costes. De hecho, un 2% del PIB español se pierde por los costes tanto directos (recursos humanos, coste de materiales y técnicas, camas hospitalarias, gasto farmacológico, etc.), como indirectos (bajas laborales, pensiones, indemnizaciones, etc.) relacionados con el dolor”, apunta el Dr. González Escalada.
Aparte de las repercusiones económicas, los pacientes con síndromes dolorosos tienen una calidad de vida muy mala que afecta directamente a su estado psicológico (carácter, relaciones interpersonales, problemas laborales, de pareja, etc.) Padecer dolor severo de forma crónica cambia totalmente la vida de quien lo sufre.
Y, aunque en ocasiones, no es posible aliviar al 100% el dolor, los especialistas en dolor pueden conseguir reducirlo de forma significativa y hacer que el paciente viva con un rango de dolor lo más bajo posible y que le permita tener una calidad de vida aceptable. Sin crear falsas expectativas pero, siempre, dando esperanza a los pacientes.
Para la Sociedad Española del Dolor está claro: “Lo que no es lícito es quedarnos de brazos cruzados y no hacer nada, aunque sepamos que estamos ante un tipo de dolor que no podremos aliviar por completo. La mejoría de uno solo de nuestros pacientes es suficiente para motivarnos cada día para seguir adelante”, concluye el Dr. González Escalada
La Sociedad Española del Dolor es el capítulo español de la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (International Association for the Study of Pain, IASP) que a su vez es referencia para temas de dolor en la Organización Mundial de la Salud.
En la Sociedad Española del Dolor (SED) se integran profesionales de distintas especialidades y grados, en su gran mayoría médicos. También forman parte de esta asociación otros profesionales no médicos como: farmacólogos, psicólogos y diplomados de enfermería.
En la rueda de prensa celebrada con motivo del Dia del Dolor participaron el Dr. Alberto Camba, Presidente de la Sociedad, El Dr. José Ramón Gonzalez Escalada, secretario y los Drs. Daniel Samper y Ignacio Calvo, vocales de la Junta Directiva de la SED
Con motivo del Día del Dolor, el Grupo de Trabajo de Dolor Musculoesquelético de la Sociedad Española del Dolor realizó un trabajo, el estudio Pandhora, que define el perfil del paciente que acude a las Unidades del Dolor en todo nuestro territorio, profundizando en las características del paciente que acude con dolor musculoesquelético. El coordinador del Grupo de Trabajo es el Dr. Antonio Montero y el coordinador del estudio ha sido el Dr. Daniel Samper
El estudio Pandhora se ha realizado en 106 Unidades de Dolor de 46 provincias españolas y ha implicado a 165 médicos especialistas en dolor. Han participado 800 pacientes que acudían por primera vez a una Unidad del Dolor, y tenía como objetivo conocer el perfil sociodemográfico y clínico de estos pacientes.
Este estudio ha permitido conocer que el 86,9% de los pacientes con dolor crónico no oncológico padecen dolor musculoesquelético; de éstos, el 33,5% tienen lumbalgia con ciatalgia, el 19,4% artrosis generalizada y un 17,1% lumbalgia. Además, las localizaciones más frecuentes en las que se produce el dolor son en un 55,3% en zona lumbar, seguido de las extremidades inferiores en un 40,8%, en las extremidades superiores un 15,4% y en la zona cervical un 13,9%.
Respecto al perfil de los pacientes, el estudio concluye que la edad media de los pacientes que acuden a la Unidad del Dolor es de 60 años, predominando, en un 66%, las mujeres. También ha permitido conocer que un 30% de los pacientes con dolor crónico viven solos, lo que dificulta en muchos casos la realización de tareas cotidianas. Cuando los pacientes llegan a la Unidad de Dolor presentan una intensidad y duración del dolor importante, que puede ir desde los 3 meses hasta los 10 años.
El estudio fue discutido y analizado en una mesa redonda en la que participaron varios especialistas relacionados con la patología que afecta al sistema musculoesquelético: traumatología, reumatología y rehabilitación. La mesa fue presidida por el Dr. Alberto Camba, presidente de la SED y moderada por el Dr. Gonzalez Escalada. En la discusión participaron los presidentes de las Sociedades Españolas de Reumatología, Traumatología y Rehabilitación, subrayando la necesidad del enfoque multidisciplinar para dar una asistencia de calidad al paciente con dolor crónico
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