Vendaje neuromuscular

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Más Allá de la Ciencia nº 246
ComentarEnviar a un amigoImprimir Textos  Belen Dominguez  Fotos  Rafael Márquez 

El kinesiotaping se ha puesto de moda en el último año gracias a su eficacia como herramienta para corregir el tono muscular y rebajar el dolor. Así funciona.

Me tumbé boca abajo en la camilla resignada a pasar una hora entera sometida a un molesto masaje. Todo con tal de librarme de la maldita contractura cervical. Mi sorpresa fue enorme cuando, en lugar de sentir los dedos del fisioterapeuta hundiéndose en mis doloridos músculos, noté cómo, tras un ligero masaje y hacer que me pusiera de pie e inclinara la cabeza, adhería a mi piel varias tiras de una especie de esparadrapo azul. Al día siguiente habían desaparecido mis mareos y el dolor en la zona. Ese fue mi primer contacto con el vendaje neuromuscular, también conocido como kinesiotaping (derivado del vocablo griego kinesis, que significa “movimiento”, y del inglés tape, “cinta”). La técnica fue creada a principios de la década de los ochenta del pasado siglo por el japonés Kenzo Kase.

Desde su país se fue extendiendo por el resto del mundo hasta llegar a Europa, a través de Holanda, en el año 2000. En esa misma fecha se introdujo en España de la mano de profesionales como el fallecido fisioterapeuta Jaume Rochas.


ACTIVIDAD BIOELÉCTRICA

Hoy se estudia en la universidad, como bien sabe José Manuel Fernández, profesor en la Escuela de Enfermería y Fisioterapia de la Universidad de Castilla-La Mancha.
En el campus de Toledo Fernández dirige dos cursos de posgrado sobre vendaje neuromuscular, que “es una herramienta que ayuda a normalizar el tono muscular, reducir el dolor y potenciar el drenaje linfático y sanguíneo superficial”. “Empieza a haber evidencias científicas de que actúa sobre la actividad bioeléctrica de los músculos”, explica. Ello se traduce en que resulta muy útil para tratar muchas dolencias de especialidades como la neurología, la reumatología y la traumatología. Por ejemplo, una contractura es consecuencia de un tono muscular demasiado elevado. “Pero tiene muchas aplicaciones –señala Fernández–. Por ejemplo, se aplica para reparar ligamentos, actúa sobre las vísceras a través de la terapia refleja visceral y se puede emplear también en terapia fascial, que es más compleja. Sobre qué parte del cuerpo actuará depende de dónde la pegues, en qué sentido y con qué tensión”. Algunos profesionales están descubriendo otras aplicaciones, pero, a juicio de Rodríguez, “hasta que no se compruebe científicamente que son veraces, no dejarán de ser ocurrencias”. “Probablemente suceda con algunas, pero no debemos precipitarnos”, añade. Kenzo Kase ideó el vendaje neuromuscular con una visión “sincrética”, combinando la sabiduría oriental con la ciencia occidental. Por eso determinó que las vendas de colores fríos sirven para rebajar el tono muscular y las de colores cálidos para incrementarlo. De hecho, el departamento en el que trabaja Fernández está diseñando estudios y ensayos clínicos sobre pacientes siguiendo dos líneas de investigación: “Cotejamos las características mecánicas de unas vendas y otras en función de sus colores y de las marcas –apunta–.

Y hemos visto que varían”. Pero no está demostrado que el color influya y no todos los fisioterapeutas siguen este criterio. En cualquier caso, Fernández pone de relieve que “se trata de una herramienta terapéutica, no de un método ni de una terapia; es decir, lo habitual es combinarla con otras, como electroterapia o manipulaciones, tal como sucede en fisioterapia”. Asimismo, advierte de que esta técnica solo debe ser aplicada por profesionales “formados dentro del sistema docente europeo –de las universidades–, ya que, al ser eficaz desde el punto de vista terapéutico, si la utilizas mal puedes provocar efectos contrarios a los que buscas”. Y concluye con un ejemplo muy ilustrativo: “Como facilita el drenaje linfático, si la empleas para ello sobre una persona que padece un cáncer sin tratar, potenciará la metástatis”.


FARMACIA NATURAL

Zanahorias: Las zanahorias retienen un 25% más de falcarinol si son cocidas enteras. Así lo pone de manifiesto un estudio de la Universidad de Newcastle (Reino Unido). Esta sustancia fue identificada hace cuatro años por un equipo de la Universidad de Dinamarca como un eficaz anticancerígeno.

Almendras: La cáscara de almendra podría convertirse en la base de un nuevo antiviral gracias al descubrimiento realizado por un equipo del Instituto de Investigación Alimentaria de Norwich (Reino Unido), que descubrió que reduce notablemente la multiplicación del virus del herpes genital.

Crustáceos: Un grupo de investigadores de la Universidad de Washington (EE.UU.) está combinando el chitosán –que se extrae de la concha de crustáceos como los cangrejos o la langosta– con un polímero artificial para fabricar los diminutos tubos que utilizan los neurocirujanos para reparar los nervios dañados.

Dieta mediterranea: Una investigación de la Universidad de Atenas (Grecia) recomienda incrementar el consumo de ciertos productos típicos de la dieta mediterránea –aceite de oliva, frutos secos, verduras y frutas–, pero no observa una repercusión positiva en nuestra salud de otros como los lácteos y el marisco.

Té verde: El consumo de polifenol B, uno de los antioxidantes del té verde, reduce varios marcadores de los tumores malignos de próstata –como el HGF, el VEGF y el PSA– en pacientes aquejados por este, según un estudio de la Asociación Americana para la Investigación del Cáncer (EE.UU.).

Arroz de levadura roja: Un equipo médico de Pensilvania (EE.UU.) ha constatado una reducción significativa del colesterol en personas tratadas con arroz de levadura roja (Monascus purpureus). Pero también advierte de que se debe a la presencia de lovastatina, que agrava los problemas hepáticos.