ORIGEN: http://tashano-amelia.blogspot.com/2009/12/un-referente-mundial-en-fibromialgia-se.html
«Me han jubilado de una forma totalmente inesperada». Ignacio Blanco, neumólogo del Hospital Valle del Nalón (de Riaño, Langreo) está dolido. Confuso también. En la tarde de ayer habló telefónicamente con LA NUEVA ESPAÑA desde el AVE que le llevaba de Zaragoza a Madrid. En la capital maña acababa de intervenir en una jornada internacional dedicada a la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Sobre la marcha, le han invitado a una próxima cita científica de ámbito europeo. Y la Sociedad Americana de Fibromialgia le ha incluido como ponente en un congreso que celebrará en Toledo.
El doctor Blanco cumplió 65 años el pasado mes de mayo. En los últimos tiempos se ha convertido en un referente mundial del estudio de la alfa-1-antitripsina (AAT). Es el coordinador del registro nacional de pacientes que sufren los trastornos generados por el déficit de esta proteína. Inicialmente, su interés en la AAT se centraba en el papel que desempeña en algunas enfermedades respiratorias. Pero, de forma casual, descubrió que también está crucialmente implicada en la aparición de la fibromialgia, un insidioso síndrome de incidencia creciente, especialmente entre las mujeres. Ignacio Blanco determinó hace sólo dos semanas que la fibromialgia está originada por la acción de los mastocitos, células implicadas en numerosos procesos inflamatorios.
El neumólogo ha plasmado sus hallazgos en varios artículos publicados en revistas internacionales de impacto, lo que ha provocado que le lluevan invitaciones a eventos científicos en medio mundo. «Los resultados le avalan. Las investigaciones de Ignacio Blanco son punteras en el campo de la alfa-1-antitripsina y de la fibromialgia», explica Victoriano Cárcaba, jefe del servicio de Medicina Interna del Hospital Valle del Nalón, en el que está encuadrado el neumólogo asturiano. «Es autor de dos patentes y quien se asome a internet podrá comprobar que está situado en primera línea», apostilla el doctor Cárcaba.
Hace algunos años este periódico se puso en contacto con el doctor Blanco para plantearle la posibilidad de dar a conocer sus investigaciones sobre la fibromialgia. Se negó. «Prefiero esperar hasta tener datos más definitivos», alegó entonces. Ayer aceptó hablar. Y el mismo médico que tiempo atrás no quería salir a la palestra hasta disponer de conclusiones más sólidas, ayer indicó que los hallazgos que ha protagonizado entre ambas conversaciones «son muy serios» y aún pueden dar mucho más de sí tanto en el diagnóstico como en el tratamiento de la fibromialgia.
Y, pese a todo lo dicho, el Servicio de Salud del Principado (Sespa) «no ha tenido en cuenta nada de esto», señala Ignacio Blanco. Cuando mañana, lunes, finalice su jornada laboral concluirá también su vinculación al Sespa y su trayectoria como médico de la sanidad pública asturiana. Lo mismo les sucederá a otros 79 facultativos de diversos hospitales y centros de salud de la región, incluidos en el proceso de jubilación forzosa impulsado por el Gobierno asturiano para todos los profesionales que han cumplido 65 años. El Sespa permitirá a algunos médicos continuar hasta los 70 años, haciendo uso de una excepción legal pensada para aquellos facultativos cuya función se considera insustituible.
El doctor Blanco había sido incluido inicialmente en esta relación, pero más tarde fue apeado de la misma. «Fue una sorpresa mayúscula», señala. En algunos medios sanitarios se considera particularmente discutible esta medida habida cuenta que, además de lo dicho, buena parte del salario del doctor Blanco en los últimos tiempos no ha corrido a cargo del Sespa, sino de diversos organismos -entre ellos la fundación FICYT- que fomentan la investigación con ayudas que podían haber sido renovadas de cara al futuro.
«Al Sespa le interesa muy poco la investigación», lamenta Ignacio Blanco, quien subraya que a muchos médicos de otras comunidades autónomas, caso de Cataluña, les nombran eméritos cuando la jubilación les pilla en plena etapa de producción científica. «Me llaman muchos colegas, la última una doctora lituana, para invitarme a congresos, y ni siquiera me atrevo a contar mi situación», comenta. Su abatimiento es compartido por un amplio grupo de pacientes.
diumenge, 13 de desembre del 2009
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