Nuestros fluidos corporales alcanzan a cada célula del organismo, le llevan alimento y oxígeno, …….. y calor. No es de extrañar que un sinfín de terapias que nos aportan calor nos resulten tan gratas al mismo tiempo que útiles en la resolución de patologías que cursan con un desequilibrio en nuestro balance homeostático y energético.
Si nuestra especie ha tenido un notable éxito en la escala evolutiva ello se ha debido entre otros factores a que somos capaces de mantener una temperatura constante frente al medio en que nos encontremos. No hay duda de ello: nuestro equilibrio interno depende de esta temperatura que sabemos mantener sin esfuerzo consciente alguno.
La termoterapia es la aplicación con fines terapéuticos de calor sobre el organismo por medio de cuerpos materiales de temperatura elevada, por encima de los niveles fisiológicos. El agente terapéutico es el calor, que se propaga desde el agente térmico hasta el organismo, produciendo en principio una elevación de la temperatura y, como consecuencia de esta elevación, surgen los efectos terapéuticos.
Para que un agente térmico se considere caliente debe estar entre los 34 y 36º C como mínimo y el limite superior está fijado con respecto a la sensibilidad cutánea y no debe sobrepasar los 58º C.
El calor se propaga de un cuerpo a otro mediante tres mecanismos: La conducción, el calor se propaga por la cesión de energía cinética de las moléculas calientes a las frías adyacentes. La convención, es una propagación de calor que se produce en los fluidos por desplazamiento del mismo. La radiación, es la emisión de energía en forma de irradiación de longitud de onda determinada, que depende de su temperatura.
El hombre es un ser homeotermo, es decir, que mantiene su temperatura constante. Esto lo realiza por medio de un proceso denominado termorregulación, necesario para poder realizar todos los procesos vitales. La variación de la temperatura va a poner en marcha la termorregulación y esto va a producir ante una elevación de la temperatura una vasodilatación periférica, sudoración, hiperventilación, irradiación térmica y piloerección. Si hay un descenso de la temperatura el cuerpo va a responder con una vasoconstricción periférica, un estimulo circulatorio profundo, activación de los órganos internos y contracción muscular.
Efectos fisiológicos
Los efectos fisiológicos de una aplicación termoterápica son muy variados, por ejemplo:
A nivel celular, los procesos metabólicos aumentan hasta alcanzar un punto en el cual ,aunque aumente la temperatura, disminuye el proceso metabólico.
Sobre la circulación sanguínea, el efecto mas importante es el de termorregulación que va a actuar a nivel local produciendo en un principio una vasoconstricción de breve duración para a continuación producir una vasodilatación con la que se obtiene una hipertermia. Además de esta reacción local, se va a producir en toda la superficie corporal una reacción vasomotora.
La acción profunda de la termorregulación es una hipertermia profunda simultánea a la superficial. También va a tener una acción refleja como consecuencia de las modificaciones vasomotoras de la aplicación local que se va a reflejar en zonas dístales a la aplicación en forma de hiperemia, y que va a producir unos efectos importantes en nuestro organismo, como son la mejoría de la nutrición celular, un aumento de la reabsorción de productos patógenos, y una acción bactericida, antinflamatoria y analgésica.
Sobre el corazón, el aumento de calor produce taquicardia, la tensión arterial se modifica un poco en las aplicaciones locales y a medida que aumenta la zona de aplicación aumenta también la temperatura del estimulo y disminuye la presión sanguínea con un aumento de volumen/minuto.
Sobre la sangre, el calor aplicado va a producir que el PH sanguíneo se alcalinice, disminuyendo la coagulación sanguínea, la glucemia y la viscosidad de la sangre por que hay un mayor aporte linfático a los tejidos.
Sobre el aparato digestivo, las aplicaciones locales de calor disminuyen las secreciones y aumentan el tono y la motilidad de la musculatura gástrica con una disminución del tiempo de vaciamiento y aumenta el peristaltismo intestinal (movimiento intestinal).
Sobre el aparato urinario, el calor produce un aumento de la diuresis y acelera el vaciado vesical. En las aplicaciones generales hipertérmicas que producen mucha sudoración produce oliguria.
Sobre el sistema respiratorio el calor va a producir un aumento de la frecuencia respiratoria y un aumento del contenido de vapor de agua del aire inspirado, que va a producir un mecanismo de termorregulación.
Sobre el sistema nervioso los estímulos calientes de poca duración aumentan la sensibilidad y los de larga duración la disminuyen, produciendo sedación y analgesia.
A nivel muscular el calor va a producir una relajación muscular, es antiespasmódico y hace desaparecer la fatiga, disminuye la excitabilidad, aumenta la elasticidad muscular y disminuye el tono.
Y por ultimo sobre la piel el calor va a producir un aumento de la temperatura, con modificaciones locales circulatorias y sudoración. También va a producir una mayor evaporación de agua a través de la piel aumentando su permeabilidad y una disminución de la sensibilidad de las terminaciones nerviosas táctiles.
Efectos metabólicos y enzimáticos
Los componentes proteicos de los sistemas enzimáticos son, generalmente termosensibles y se destruyen cuando la temperatura sobrepasa un cierto umbral. Por tanto, en un principio, la elevación de temperatura producirá un aumento en la actividad enzimática, hasta llegar a un nivel máximo a partir del cual comenzará a disminuir; finalmente terminará por abolirse. En consecuencia el metabolismo tisular podrá aumentar o disminuir, según la temperatura.
Si la temperatura se eleva en demasía durante un tiempo prolongado, las proteínas pueden desnaturalizarse; aparecen polipéptidos y sustancia con actividad histamínica, y se produce una respuesta inflamatoria que puede ser leve o intensa.
Un aumento en la velocidad en las reacciones bioquímicas celulares conlleva efectos positivos: se produce un aumento en la captación de oxígeno por parte de los tejidos y teóricamente, una llegada de más nutrientes, que contribuye positivamente a los fenómenos de cicatrización y reparación tisular.
Por encima de los 45º C, además de iniciarse el daño tisular, la sensación se vuelve dolorosa; la intensidad del dolor se incrementa conforme aumenta la temperatura de la piel.
El calentamiento de una zona limitada y con una intensidad muy superior a la de la tolerancia cutánea produce la destrucción tisular por quemadura. Este efecto es perseguido en cirugía con la cauterización por medio de onda corta (bisturí eléctrico) o por medio de láseres de alta potencia.
Efectos vasculares
La aplicación local de calor ejerce, principalmente, un efecto sobre la circulación superficial. En la piel, la circulación cumple dos objetivos principales: nutrición de la piel y transmisión del calor desde estructuras internas del cuerpo hasta la piel. Existen estructuras vasculares destinadas a calentar la piel: plexo venoso subcutáneo y anastomosis arteriovenosas.
El plexo venoso subcutáneo contiene gran cantidad de sangre, que calienta la superficie cutánea y se comunica con las arterias nutricias por una serie de anastomosis arteriovenosas. Estas anastomosis, ricamente inervadas por fibras adrenérgicas, son numrosas en los dedos, superficie palmar y plantar, lóbulo de las orejas, nariz y labios.
Las fibras adrenérgicas liberan catecolaminas en sus terminaciones y, a una temperatura normal, mantienen las anastomosis arteriovenosas prácticamente cerradas. Cuando los tejidos superficiales se calientan, se produce una gran disminución de los impulsos adrenérgicos, de forma que las anastomosis se dilatan, con lo que circula gran cantidad de sangre caliente (hiperemia) hacia los plexos venosos; ello favorece la pérdida de calor.
Por tanto, uno de los efectos primarios del calentamiento local es el aumento de la presión hidrostática intravascular, que produce vasodilatación y un aumento en el flujo sanguíneo capilar. Cuando se aplica calor a la superficie cutánea, se produce la vasodilatación de los vasos de resistencia de la piel para favorecer la pérdida de calor, por la puesta en marcha de mecanismos locales o reflejos. De esta forma el calor suministrado o generado es eliminado, lo que impide la hipertermia exagerada de la zona y consecuentemente, en zonas más profundas.
Efectos neuromusculares
Los estímulos muy calientes de corta duración, aplicados externamente, actúan aumentando el tono muscular y la sensibilidad nerviosa. Los estímulos calientes de larga duración favorecen la relajación muscular y son sedantes y analgésicos. Los efectos antiespasmódico y analgésico son acciones terapéuticas frecuentemente observables con las aplicaciones termoterápicas.
Es un hecho conocido que la aplicación de calor superficial produce efectos antiespasmódicos. Sin embargo, generalmente los agentes termoterápicos superficiales no son capaces de elevar la temperatura del músculo a los niveles necesarios, para modificar la actividad de las fibras aferentes. Por lo tanto, debe existir otro mecanismo que produzca una reducción del espasmo muscular, cuando se produce el calentamiento de la piel suprayacente al músculo.
Efectos analgésicos
Las aplicaciones de calor para obtener analgesia se han realizado empíricamente desde los tiempos más remotos, para facilitar la realización de movilizaciones pasivas y ejercicios activos. En algunos casos, el dolor puede reducirse al combatir los espasmos musculares secundarios. En cuadros tensionales, la aparición de dolor se relaciona con la existencia de cierto grado de isquemia, por lo que la hiperemia producida por el estímulo térmico contribuye a su disminución. En efecto, se ha demostrado que el aumento del flujo sanguíneo por encima de los 30 ml por 100 g de tejido conlleva una reducción del dolor. Este aumento del flujo sanguíneo permite la llegada de nutrientes a la zona patológica, lo que favorece los procesos de reparación tisular y contribuye a eliminación de los tejidos alterados sustancias como prostaglandinas, bradicinina e histamina, implicadas en la génesis del círculo dolor-espasmo-dolor.
Otras teorías apuntan la posibilidad de que el calor actúe como un «contrairritante», modificando la sensación dolorosa por el mecanismo de la «puerta» (gate control) de entrada de Melzack y Wall.
Modificaciones de las propiedades viscoelásticas de los tejidos
El calor modifica las propiedades elásticas y produce una extensibilidad mayor de los tejidos fibrosos ricos en colágeno. La condición óptima para obtener dicho efecto es la combinación de termoterapia y aplicación de esfuerzos de tracción sobre la zona. El estiramiento prolongado y mantenido resulta más eficaz que el intermitente y de poca duración.
La temperatura articular influye sobre la resistencia y la velocidad a las cuales puede ser movilizada la articulación. Las temperaturas bajas aumentan la resistencia y disminuyen la velocidad. Las temperaturas elevadas producen el efecto opuesto. Por ello, el calor contribuye positivamente a combatir la rigidez producida por alteraciones en las propiedades elásticas articulares. Diferentes estudios confirman que temperaturas locales del orden de los 43ºC disminuyen rigidez articular, mientras que temperaturas bajas, del orden de los 10ºC, la aumentan. Todo se encuentra en consonancia con el hecho de los pacientes con artritis reumatoide frecuentemente se alivian de su rigidez articular matutina tras la aplicación de termoterapia. Las aplicaciones de frío, en cambio, aumentan la rigidez y el malestar en dichos pacientes.
Efectos terapéuticos de la termoterapia:
Efecto antinflamatorio pudiendo utilizarse en inflamaciones excepto cuando están en fase aguda.
Efecto analgésico, se obtiene a los pocos minutos. La intensidad de la analgesia depende del grado de temperatura, el tiempo de aplicación y de las condiciones del paciente.
Efecto antiespasmódico, actúa sobre los espasmos y las contracturas musculares, tanto si son músculos esqueléticos o vísceras.
Efecto revulsivo, la termoterapia intensa local puede producir un aumento de la circulación sanguínea.
Efecto cauterizante, el calor aplicado en una zona limitada y con una intensidad muy superior a la tolerancia cutánea, produce la destrucción de los tejidos por quemadura.
Indicaciones de la termoterapia:
Aparato locomotor: en contusiones musculares y articulares, artritis, artrosis, esguinces, mialgias, desgarros musculares...etc.
Sistema nervioso: en neuralgias, neuritis, contracturas y espasmos de origen central.
Aparato circulatorio: en enfermedades vasculares como la arterioesclerosis.
Aparato urogenital: en nefritis cistitis, litiasis.
Aparato digestivo: dolores gástricos, cólicos.
Aparato respiratorio: bronquiectasias, laringitis, pleuritis.
Enfermedades metabólicas como la obesidad.
Sobre la piel: en procesos inflamatorios como los abcesos.
Contraindicaciones en termoterapia:
Cardiópatas, patologías psicológicas depresivas, afecciones inflamatorias de la cavidad abdominal como la apendicitis, inflamaciones agudas en el aparato locomotor y pacientes que tomen medicación con anticoagulantes .Pero debemos siempre realizar las aplicaciones de termoterapia bajo supervisión medica.
Tipos de Termoterapias
SAUNA
Las saunas clásicas consisten en estructuras de madera cerradas, en forma de caseta en la cual se encuentran asientos a diferentes alturas, lo cual nos permite graduar la temperatura a la que nos situamos en su interior, más elevada en los niveles superiores.
El calor procede de unas piedras que están muy calientes en el interior de la sauna, se mantienen calientes por diversos medios. La temperatura adecuada oscila entre los 60 y 80 grados centígrados, sobre las piedras puede añadirse agua con esencias aromáticas, lo cual nos permite experimentar las sensaciones que acompañan a la sauna húmeda.
La sauna es un eficaz medio de comunicar temperatura al organismo humano. La sauna es ideal para comunicar calor seco y húmedo, basta utilizarla de la forma en que precise hacerlo. La sauna ha sido considerada desde tiempos muy remotos como mucho más que un medio de purificación física a través de las toxinas que se eliminan por la piel con el sudor. La sauna ha sido considerada por muchas tradiciones también como un medio de purificación espiritual.
En condiciones normales se aplica la sauna comenzando por calor seco, ello hace que surja una sudoración inicial que desintoxica y limpia la piel, en una segunda fase se añade agua a las piedras y la temperatura asciende debido a que el vapor de agua es mejor transmisor del calor que el aire, aplicándose durante un corto periodo de tiempo nos ayuda a tratar diversas afecciones de la piel e incluso afecciones nasofaríngeas. No es recomendable la sauna para personas que sufren de patologías cardíacas. Se finaliza la sauna con una ducha fría y en algunos casos con fricciones y cepillados de la piel.
FANGOS Y PARAFANGOS
Los fangos y parafangos se utilizan sobre todo en reumatismos crónicos, lesiones articulares que cursan con procesos inflamatorios, dolores de espalda, e incluso como un medio de preparación para la aplicación posterior de terapias manuales. Se pueden utilizar como una técnica refleja aplicando calor localizado en la raíz nerviosa origen del segmento corporal que queremos tratar a distancia.
Se utilizan como todas las técnicas de termoterapia como un medio para elevar la temperatura corporal, aunque en este caso su aplicación es de carácter local, siendo los lugares más comunes de aplicación el cuello, los hombros y espalda.
Los fangos son piedra volcánica triturada hasta ser convertida en polvo, se usan tal cual o mezclados con parafinas u otras substancias que les confieren la densidad adecuada para su manejo y nos aproximan a las temperaturas que deseamos obtener. Se funden entre los 55 y 75 grados, hay que tener mucho cuidado en su aplicación para no lesionar la piel, no utilizar nunca por encima de los 50 grados. Los tratamientos se realizan diariamente y en periodos de tiempo de entre 15 y 40 minutos.
MANTAS CALIENTES
Las mantas calientes son de fácil aplicación y permiten un correcto control de la temperatura sin apenas riesgo, su aplicación más común se realiza en patologías reumáticas y degenerativas articulares que cursan con dolor crónico. Como toda aplicación de calor seco permite experimentar al final del tratamiento una sensación de aumento de energía.
Son mantas térmicas que pueden llegar a cubrir todo el cuerpo, podemos llegar a conseguir un moderado aumento de la temperatura corporal con una gran facilidad de manejo en la obtención del grado de calor deseado.
La aplicación de calor seco nos permite tratar patologías de carácter reumático así como aquellas dolencias en que el dolor se convierte en uno de los factores insidiosos y más complejos de remediar.
Las mantas calientes generan un aumento significativo de la sudoración que hay que tener en cuenta durante todo el proceso, puede ser conveniente la aplicación de frío en la zona del cuello para permitirnos ampliar la duración del tratamiento.
Aunque lo más común es la aplicación de calor obtenido por medio de sistemas regulados eléctricamente, es posible obtener resultados similares envolviendo al paciente con mantas que impidan la pérdida de calor corporal, con lo cual la temperatura del medio se eleva y con ella la sudoración; se puede aumentar la sensación de calor con recursos energéticos sencillos tales como agua caliente en botellas, arena caliente, irradiación externa, etc.
INFRARROJOS
Los infrarrojos además de ser un eficaz medio terapéutico en si mismo, se utiliza como una preparación para la aplicación de otras terapéutias como el masaje o las técnicas de electroterapia, la aplicación de ultravioletas o previo a los estiramientos o ejercicios de potenciación muscular, lográndose un precalentamiento de la zona a tratar o ejercitar, facilitando el proceso de rehabilitación.
Como todas las aplicaciones de calor seco obtiene resultados en patologías reumáticas crónicas, y también resulta útil como medio para disminuir el dolor localizado, asimismo en patologías que cursan generando contracturas musculares tales como lumbalgias, dorsalgias y cervicalgias.
Los infrarrojos forman parte del espectro lumínico que irradiado por el Sol recibimos cada día, son los responsables esenciales de la sensación de calor que percibimos al exponernos a la luz solar.
Todos los objetos calientes emiten radiación infrarroja, no visible por el ojo humano aunque muy perceptible por nuestros sensores térmicos; las clásicas bombillas de infrarrojos emiten una luz roja coloreada adecuadamente por el cristal que rodea el filamento, el mayor efecto de elevación de temperatura se debe a una radiación electromagnética que no podemos ver.
Aunque el grado de penetración en el cuerpo es de apenas milímetros, el aumento de temperatura local que produce es capaz de producir un aumento del riego sanguíneo en la zona de irradiación, este aumento perdura varios minutos tras el tratamiento.
BAÑOS DE CERA O PARAFINA
El tratamiento con baños de cera o parafina consiste en ir introduciendo el miembro afectado en el recipiente que contiene la parafina a una temperatura entre 45 y 55 grados, de forma que se van depositando sucesivas capas de cera caliente sobre la piel, hasta conseguir un número de diez a doce capas superpuestas, tras ello se envuelve la mano, por ejemplo, con una sustancia aislante, papel preparado o plástico y todo ello a su vez se vuelve a envolver en una toalla para evitar la pérdida de calor, se mantiene así de 15 a 20 minutos y se pasa a retirar la cera del miembro afecto. Los tratamientos se realizan a diario hasta que remitan los síntomas.
Los baños de cera o parafina son muy utilizados como agentes terapéuticos y calmantes del dolor.
Los recipientes para baños de cera o parafina tienen unos controles de seguridad y reguladores de temperatura que permiten trabajar sin riesgos con substancias de por si tan inflamables.
Obtenemos con los baños de parafina tratamientos locales útiles para procesos reumatológicos y artríticos de miembro superior e inferior, aunque especialmente se tratan manos y muñecas.
DIATERMA
Técnica de electroterapia de alta frecuencia producida por un condensador que genera ondas amortiguadoras, con un efecto térmico que va a producir una aumento de la temperatura del tejido profundo, vasodilatación e incremento del flujo sanguíneo. Este tipo de aplicación es endotérmica.
AIRE SECO
Agente físico gaseoso. Se puede utilizar en tratamientos generales o locales. Es un baño de aire caliente, se hace en habitaciones cerradas, la temperatura del aire va ascendiendo desde 40º C a 60º C y la duración va desde 25 a 60 minutos. En las aplicaciones locales se utiliza una especie de manguitos o cajas donde se introduce la zona a tratar. Otra forma de aplicación es en forma de chorro sobre la zona de tratamiento.
Fuentes: http://www.efisioterapia.net; http://www.abalnearios.com/; http://www.rehabiqba.com.mx/
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